El viernes estuvimos en Yiwu, un super-super-hiper mercado de mayoristas, dicen que el más grande de China (e imagino que del mundo entero). Se trata de 5 mega edificios de 5 plantas cada uno y cada una de esas plantas está destinada a un par o tres de sectores. Nosotros estuvimos unas 4 horas y sólo vimos parte de una planta, destinada a pequeña electrónica (accesorios de móvil, coche etc) y también a accesorios de cocina.
Está organizado en pequeñas tiendas/expositores, de unos 10 m2 cada una, de una o varias cosas muy concretas, una por ejemplo sólo era de pilas (muy curioso, no?)
En esta primera expedición fuimos a Yiwu con otro expatriado, Chus, nuestra intención era coger el tren de las 9 de la mañana, pero estaba completo y cogimos el de las once.
INTERIOR DE LA ESTACIÓN DE TRENES DE HONGQIAO (ZONA A) |
Se puede ir a Yiwu desde Shanghai en avión, coche o tren. Nosotros escogimos el tren, hay de varios tipos según la duración. El nuestro era el más rápido: 2 horas y media para recorrer un poco más de 300 km. Cada trayecto nos costó 90 RMB y la anécdota fue que sin saberlo nos vendieron el trayecto de ida (no el de vuelta) sin asiento asignado y eso significa que salvo que tengas mucha suerte te toca ir de pie todo el trayecto.
ENTRADA A LOS ANDENES |
La historia fue la siguiente: tres billetes sin asientos, nosotros y los chinos en la posición de salida, como si de una carrera hasta los andenes se tratara (una señora china incluso con su billete de tren ya introducido en la maquina para ser la primera en entrar). Observamos que se va haciendo una cola en la puerta de entrada (no te dejan entrar hasta 10 minutos antes que llegue el tren), vemos que entra un ¿piloto? ah no! que es el maquinista jajaja. Por fin dan la salida y allá que vamos, cual chinos, corre que te corre, a coger posición en la siguiente cola que se forma en el anden para subir al tren. Buscamos el número de nuestro vagón en el suelo antes que llegue el tren, momento duda: ¿cuál es el número: amarillo o el verde?, damos con la clave y seguimos estando casi casi en cabeza, de modo que llega el tren, y muy ufanos, son sentamos en los tres primeros asientos que vemos juntos y libres… qué triunfo… no pasan ni dos minutos cuando una chica y detrás de ella una pareja, hacen el típico gesto de mirar varias veces su billete y el número del asiento, como queriéndote decir: “querida te has equivocado de asiento, levanta tu culo y deja que me siente…”, nos miramos los tres, sacamos nuestros billetes y es EN ESE MOMENTO nos damos cuenta que nos han vendido (por el mismo precio, no es más barato) un billete sin asiento, medio en chino, medio en inglés nos lo explican y… a la búsqueda de otro asiento… pero los chinos son muy listos y los tienen todos ocupados… justo al lado quedaba uno y como si fuese el juego de las sillitas Chus se abalanzó a él y Carlos y yo fuimos eliminados… ooohhh Jesús, como un caballero me cedió su sitio y él y Carlos se fueron a la cafetería (que también estaba imposible)
INTERIOR ESTACIÓN TRENES DE HONGQIAO (ZONA B) |
Durante el rato que estuve sentada, la azafata pasaba con su carro de comidas y bebidas chinas a las que yo, como imagináis, no le hice ni caso, me zambullí en el libro que llevaba y de tanto en tanto levantaba la cabeza para ver qué tipo de paisaje o paraje estábamos atravesando: en general verde y salpicado de casas, tanto nuevas como viejas (supongo que dependerá de lo antigua que sea la ciudad o pueblo en cuestión) y también cruzamos un larguísimo y altísimo puente sobre un lago enormeeee
Mas o menos a mitad del trayecto quedaron dos sitios libres, así que me apresuré a avisar a los chicos para que pudieran tomar asiento. Ya los tres sentados, Chus se quedó dormido hasta la siguiente estación en la que se paró el tren y, por supuesto la misma operación, los chinos nos miraban, miraban su billetes y a levantarse tocaba, otra vez, porque era su asiento. El asiento de Chus estaba ocupado por una señora china de mediana edad, que al verlo dormido tuvo la delicadeza de no despertarlo e ir a por una taza de té, sin embargo cuando volvió a su asiento y él seguía durmiendo me preguntó a mí, a lo que yo no me dí por enterada, sin embargo, abrió un ojo, Chis abrió un ojo, por el que vió a la china y ella le exigió con gesto que era su asiento y de un salto Chus le dejó su sitio…
Llegamos a Yiwu, una estación también bastante grande, aunque no tanto como la de Shanghai, ya en la salida nos abordan chinos de taxis piratas (en Shanghai no he visto ninguno) y nos piden 60 Yuanes por llevarnos (ya que sabía perfectamente dónde íbamos), intentamos regatear con él pero no cedió, así que nos fuimos a la cola de taxis oficiales. Después de casi media hora e intuir que nos habían dado “un paseo turístico”, el taxista nos cobró 35 Yuanes.
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