Ya estamos en nuestra nueva casa…. y la sensación que tengo es un tanto agridulce porque echo de menos mi casita de Málaga, allí donde lo tenía todo cómo a mi me gusta y tan cómoda me sentía, pero está bien, es cuestión de hacerse a la nueva situación.
Os preguntaréis dónde he alquilado el apartamento, pues finalmente ha sido Waterfront, era el piso más moderno y de estilo occidental que vimos y el más cercano al metro, de alrededor de los 20 apartamentos que hemos visitado. Además, la urgencia de los anteriores inquilinos por dejar el apartamento nos ha ayudado a conseguir buenas condiciones de alquiler con el propietario y ellos me han dejado muchas cosas de la casa (sábanas, toallas, menaje de cocina…) que así me ahorro comprar.
El día de la firma del contrato fue muy completo… habíamos quedado a las tres de la tarde (terminamos a las siete y media) con los anteriores inquilinos y el propietario. De modo que en el piso nos encontramos la pareja española (o catalana) que tenía alquilado el piso, nosotros y el “landlord” (aquí se le llama así al arrendador), pero éste no vino sólo, si no con sus padres, no es de extrañar porque sólo tiene 23 años.
Aunque Chen (el landlord) llevaba las negociaciones con nosotros, era su madre la que tenía la voz cantante, además creía que gritando iba a poder entenderla mejor… pero ya os digo, que mi chino todavía no sirve para mucho, aunque me entendí a la perfección con ella. Ya que ella comprobaba que todo estaba en buen estado y yo con ella, de modo que cuando descubría algo que no estaba bien (roto o sucio) la llamaba y le señalaba la cosa en cuestión y era ella la que se ponía a relatarle a la anterior inquilina, que acabó harta… total que me quejé tanto de la suciedad que había en el piso que de inmediato llamaron a una ayi (chica de la limpieza) y más o menos (ya os he dicho que aquí el standard de limpieza es distinto, y peor, que el nuestro) limpió la suciedad más vistosa…
Bueno después los tiras y aflojas en la negociación del alquiler con Chen, que aunque entendíamos su inglés no lo escuchábamos, por los gritos de fondo de su madre, firmamos el contrato y nos quedamos solos en nuestra nueva casa.
Ya el el apartamento nos pusimos a ordenar y limpiar… primera compra: unos cientos de yuanes en artículos y productos de limpieza porque, aunque los anteriores inquilinos son españoles, parecen que había adoptado los stándares chinos en lo que a limpieza se refiere…
Ya os enseñaré la casa, pero, después de nuestra inicial alegría y triunfo de haber acertado en la elección, nos hemos encontrado con algunas sorpresas…
En el momento anécdota, os adelanto dos cosas: el tema colchón, hoy que ha sido mi primera noche en él, es horroroso, como todos los que he visto, durísimo y no me acostumbro, me levanto como una alcayata (no descarto comprar un sobrecolchón)… y la segunda, la lavadora…está todo en chino, así que la pongo por intuición… jajajajaj y lo peor, que no tiene programa de agua caliente así que lava regulín…
NUESTRO APARTAMENTO EN SHANGHAI |
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